EL CAPADOR
Tuve la suerte de encontrarme con un capador
Que me hizo el favor de enseñarme
A tocar su capador, o chiflo, caramillo, siringa
Recorriendo una calle demasiado larga
De Caparra, pueblo cerca de Plasencia
De Cáceres, España
En el camino de la Plata
Donde existen grandes ruinas y restos
De haber sido una gran ciudad
En tiempos de los romanos.
Parando de tocar el chiflo o siringa
Él se anunciaba por las casas gritando:
-El capador, el capador.
Capar o castrar (extirpación de testículos)
Es útil y conveniente para el burro o el caballo
Para el mulo romo o yeguato
El primero procedente
De la unión de burra con caballo
Y el segundo de yegua con burro.
También, me enseñó a sujetar
A cortar, extirpar y coser la bolsa de los testículos
Elogiando yo a este capador
Que era tan feliz castrando a los Asnos y Caballos
Como a los cochinos que gruñían
Con clamor ruidoso
En cochineras de cuadras y corrales.
Cualquier mozalbete se hubiera arredrado
Al ver estas sublimes castraciones
Haciéndome reflexionar a mí
De las castraciones que nos hacían los curas a diario
En conventos o seminarios
Donde estudiábamos para llegar a ser algún día
Un cura maricón o pedófilo
Desentrañando de ellos
Todo lo perteneciente a su parte escrotal
Tan místico divina.
Los amos de los Asnos, Caballos y Cerdos
Hacían mil observaciones sobre su modo de capar
Pero todos alababan
El que lo hubiera hecho a su debido tiempo
Con el mejor éxito
Quedando todos satisfechos y admirados
Al ver el conjunto de utensilios que llevaba para castrar
Afirmando que esto de capar
Era “una interesante carrera”
Persuadiéndome yo de lo mucho que valen
Los testículos
Y más los de un cerdo.
-Mejor que tú, capador
No le hay en el Globo
Le dije yo despidiéndole con un beso.